Por MaloleCA
Hay un ejemplo muy visual sobre la potencia de los hábitos. Si a los policías nacionales del cuerpo de los Tedax le preguntamos ¿cómo se desactivan explosivos?, nos dirán: – “Lo hemos hecho tantas veces que sencillamente no pensamos en ello”.
Nuestros hábitos se van incorporando en el inconsciente a través de la repetición. Nos acaban dando seguridad. Es como esa persona, militar de profesión, que le da miedo tirarse en paracaídas que desarmar un explosivo en un lugar de conflicto bélico.
Cada persona nos sentimos cómodas con aquello que dominamos. Los hábitos nos crean ciertos automatismos que cuesta abandonarlos. Incluso, aunque algunos sean perjudiciales. Desde el excesivo consumo de cualquier tipo hasta algunas relaciones efectivas. Sin embargo, el entorno cambia. Como decía Einstein : “ Si siempre haces lo mismo, obtendrás el mismo resultado” “Un hábito bien aprendido nunca se borra del todo, en especial, si te ha dado placer o a dado contenido a tu tiempo”. Por ejemplo: “ Si dejas de tener celos de tu compañera, pareja…¿a qué vas a dedicar el tiempo que te sobra?
Precisamente es posible que una de las situaciones que más duelen ante una ruptura afectiva o una pérdida de empleo, sean precisamente los hábitos asociados a ellos y al tiempo baldío.
La alternativa para ello, si no podemos olvidar nuestros antiguos hábitos , tendremos que buscar otros más saludables con los que sustituirlos. Así damos contenido al tiempo excedente.
¿Dónde es imprescindible poner nuestro énfasis?
En aquellos hábitos que refuerzan el aprendizaje.
Como, por ejemplo:
- Hábitos para sentirme bien
- Hábitos para fluir con lo que hacemos
- Hábitos para cuidarme más
“Es mejor viajar llena de esperanza que llegar” Proverbio Japonés.